jueves, 23 de junio de 2016

A veces hay que saber cuando abandonar

Muchas veces nos ponemos cabezones con querer conseguir todo, participar en todas las pruebas posibles, todos los desafíos... y nunca tenemos la opción de tener que abandonar. A lo mejor soy al único que le ocurre esto, pero por desgracia en cuestión de dos semanas he tenido que abandonar en dos carreras, pero a veces hay que saber cuando abandonar.

La primera carrera que tuve que abandonar fue en la Shimano Sierra Norte. En este caso, ni fui a la carrera. Estaba muy motivado por ir porque era un reto bastante grande. Dormiría unas dos horas (porque eran las fiestas de Coslada) iría a la carrera y después iría a Barcelona, donde vivo ahora. Pero mi abandono se construyó durante dos semanas, que empecé a ponerme malo, además la semana anterior se me rajó el cuadro de la bicicleta, así que me tendrían que dejar una bicicleta. Llegó la semana de la prueba y yo no mejoraba empecé con tos, pero no me preocupaba porque sólo me daba por la noche, además había entrenado y no me había molestado la tos. Finalmente llegó el fin de semana; salí el viernes hasta las seis de la mañana, estuve toda la noche con tos, y el domingo también salí pero sin beber y sólo hasta las 2:30 para estar a las 3 en casa y despertarme a las 5:30. Llegué a casa me meto en la cama y no paré de toser y toser. Después de estar dos horas metido en la cama sin pegar ojo decidí, sensatamente, no ir a la carrera. Me levanté a las 5:30, desperté a mi hermano, le ayudé a cargar el coche y me fui a dormir. Primer abandono.

Este primer abandono no me preocupaba del todo, me cabré conmigo mismo porque quise abarcar todo y a veces no se puede. Eso sí, visto lo visto me compré un jarabe para mejorar la tos para la QH.

El segundo abandono se empezó a construir el lunes, cuando estaba en la oficina que estaba con un mareo increíble. Pensaba que era por la paliza del fin de semana, pero no fue así, a mi cuerpo algo le pasaba porque estuve casi toda la semana como mareado por las mañanas. 

Este abandono se construyó más cuando mi hermano me llama para decirme, que el ruido que escuchaba cuando montaba en bicicleta no era el pedalier, sino el cuadro que estaba rajado. Así que me tendrían que dejar una bicicleta para hacer 200 km sin haberla probado antes y sin que fuera mi talla. He de agradecer a mi amigo Juanma por prestarme su bicicleta, que es un pepino y se fió de mi que sabe lo loco que soy jaja.

Llegó el fin de semana de la Quebrantahuesos, no me sentía nada motivado, por todo lo sucedido, por el cambio de trabajo me ha obligado a estar más centrado en el trabajo que en pensar en una prueba tan importante como la Quebrantahuesos. Llegó el domingo, en Sabiñánigo se despertó buen día con buena temperatura y sol. Me motivé con el ambientazo que había.

 Empezó la gran fiesta de esta carrera que comienza con un chupinazo, comienzo a pedalear tengo muy buenas sensaciones, subimos el primer puerto (Somport) lo subo a muy buen ritmo sin subir de pulsaciones, teniendo que esperar a mi hermano arriba. Mientras subo veo gente baja, al principio pensaba que eran ciclistas que irían con amigos y bajaban a por ellos, pero después me entero que el tiempo era muy malo tras Somport y la gente se rajó y no querían continuar. Al coronar Somport aprovechamos para ponernos el chubasquero porque empezó a llover y también para ir más abrigados para los más de 20 kilómetros de descenso. 

Comenzamos a bajar y el cielo se pone más oscuro, la lluvia comienza a ser más fuerte, la temperatura empieza a bajar, tenemos que ir frenando de vez en cuando porque sino nos quedamos sin frenos. También tengo que comenzar a soltar las manos para moverlas un poco, ya que se me habían olvidado los guantes de invierno, y los dedos se me congelaban. Tengo que empezar a pedalear para que las piernas entraran también en calor. Tras unos 10 minutos de bajada nos encontramos un sitio donde mucha gente estaba parada y también donde muchos ya cogen un bus para abandonar. Nos paramos mi hermano y yo. Decido pedirle unos guantes de Látex a una mujer de la cruz roja (guantes que hicieron que entrara en calor) nos quedamos hablando con otros dos ciclistas con los que casi decimos abandonar, pero mi hermano y yo decimos que no que nos la pela el tiempo, aunque la gente dijera que en Marie Blanc estaba nevando. Después de este parón seguimos bajando, empiezo a tiritar en la bicicleta como nunca había tiritado, mi hermano iba peor que yo. Me cabreo ya con la prueba y decido bajar Somport a muerte, con lo que conseguí entrar en calor y tener unas sensaciones buenísimas.

Después de la bajada a Somport y el llano hasta Marie Blanc iba con muy buenas sensaciones, pero mi cuerpo ya petó nada más comenzar a subir Maire Blanc. No es un puerto de mi estilo, pero iba fatal, con ritmo muy lento y sensaciones malísimas. Pero pensaba que era sólo por el tipo de puerto. Bajamos otra vez y yendo hacia Portalet en algún repecho que hubo noté que mis piernas no estaban bien. 

Comenzamos a subir el Portalet (puerto de 27km) Un puerto que por sus características me beneficia,pero también empezamos a subir y las piernas no daban de sí, mi hermano dice te espero. Se queda unos metros, pero mi ritmo era malísimo. Así que me quedé sólo veía como todo el mundo me adelantaba, como a 15 km de coronar empiezo a sentir calambres hasta en los brazos, comienzo a no disfrutar a pesar del puerto tan bonito que estaba subiendo, empieza a rondar por mi cabeza el abandono. Me bajo de la bicicleta ando un poco, y tomé una decisión muy dura, tener que abandonar. Avanzo hasta el siguiente avituallamiento donde me esperaría el bus que me llevaría a meta. Segundo abandono.

Con este abandono rompí uno de mis principios que es el de luchar por lo que quiero. Pero en este caso, el problema vino de atrás, no ha sido mi año para poder preparar una prueba así, primero con una lesión, el estar unos 5 meses trabajando y estudiando a la vez, el traslado a Barcelona, el agobio del nuevo trabajo, el agobio de encontrar una cosa... Pero no hay excusas que valgan no fui capaz y punto. Pero bueno sé que tarde o temprano conseguiré vencer a esta carrera. Pero lo bueno mi hermano termino y con un tiempo muy bueno. Dentro de poco os escribirá él una crónica de la carrera. Pero yo he de decidir que es una carrera que hay que hacer una vez en la vida, merece la pena el ambientazo, lo bien preparada que está prueba, lo bien preparado que están los avituallamientos y todos los voluntarios y gente de los pueblos por los que se pasa y el mismo Sabiñánigo se vuelcan con la carrera.

Y después de este abandono ¿qué? pues no lo sé, a lo mejor en septiembre voy a la Quebrantahuesos MTB.