Muchas veces cuando entrenamos
nos centramos en cuidar la alimentación, en descansar lo máximo que podemos, en
entrenar las máximas horas y días posibles, en calentar bien, estirar bien.
Pero al final el cuerpo es como un vehículo al cual cada ciertos kilómetros hay
que hacerle una revisión y cambiar filtros y aceite, y nuestra revisión se
llama fisio y suele durar una hora.
Si más o menos te gustan los
coches, bien sabrás que cualquier coche puede durar muchos años y kilómetros,
simplemente preocupándonos un poco de él de vez en cuando para hacerle la
revisión y en cuanto escuchamos ruidos extraños o notamos cosas raras ir al
taller para que el problema no vaya a más o que un pequeño problema vaya a algo
grave o irreparable. Si tuviera que hacer un simil de nuestro cuerpo con
respecto al coche sería tal que
- Cuidar la alimentación: echarle buen carburante al coche y
buenos aceites.
- Descansar lo máximo que podemos: No parar el coche de golpe
tras darle mucha caña.
- Calentar bien: Arrancar el coche y dejarlo calentar un poco
antes de ponerse en marcha.
- Ir al fisio: Hacer la revisión.
Con todo esto tan sólo quiero
decir que día tras día voy aprendiendo puntos claves para poder seguir haciendo
lo que más me gusta durante muchos años. Esta vez he aprendido lo importante que es ir al
fisio, por lo menos una vez al mes. Otra vez lo he tenido que aprender a causa
de una lesión, esta vez una condromalacia rotuliana; la cual empezó a darme
guerra en Enero. Tras tomarme algunas semanas de descanso y ver que no
mejoraba, decidí ir al trauma, me dijo lo que era, pero no me mandó fisio, tan
sólo un tratamiento con pastillas. Así que yo decidí buscarme un fisio
deportivo (fisiorehabilitación Vicálvaro). En tres sesiones conseguí pasar
de poder pedalear durante 1 hora y media y terminando con molestias a poder
pedalear durante 3 horas y terminando con unas pocas molestias. A la cuarta
sesión ya pude meterme una carrera de MTB de más de 4 horas y terminando sin
ninguna molestia. Pero lo que no me había atrevido todavía era salir a correr.
Pero ya por fin el pasado día 23 de marzo estando de vacaciones en Calahorra
decidí salir 30 minutos, 30 minutos en los que recordé lo que era correr y lo
que me gusta, además disfruté porque notaba que la rodilla iba muy bien y que
yo físicamente también.
Así que tras probar que ya puedo
correr perfectamente, toca empezar a ir metiendo sesiones de carrera y a
plantearme futuras carreras a pie, eso sí con mucha cabeza que este año el
objetivo principal es la Quebrantahuesos.