Dos semanas sin escribir pueden dar para mucho, o, simplemente, pueden llevarte a ninguna parte...
A veces el cuerpo no funciona, otras la cabeza no tira, incluso el corazón puede fallarte, pero, en cualquier caso, hay que seguir adelante...
Después de una semana sin fuerzas físicas ni mentales para entrenar, con esos días en los que te levantas y te planteas si merece la pena todo esto. Pero aún sin fuerzas, luchas contra ti mismo y logras entrenar, no lo suficiente, o lo planificado, pero si suficiente para mantenerte vivo...
Una semana dura que pasó tan rápida como las demás, pero fue tan dura que era incapaz de ver el final...
A pesar de los malos momentos, pude sacar conclusiones positivas.
A pesar de luchar contra mi mismo, pude descansar para seguir entrenando, para seguir viviendo.
A pesar de las dudas, pude seguir adelante sin cuestionarme el porque.
Una semana que al final terminó y me brindó la oportunidad de volver a empezar. Esta vez no fue desde 0, obviamente, pero la sensacion fue parecida...
3 dias de entrenamiento duro y exigente me dieron fuerzas mentales para creer que aun se podia.
3 días que exigía al cuerpo el máximo y me daba un poco más.
3 días que sentía que podía volar...
Y si, al final llegué a volar, pero antes tuve que parar.
El jueves llego con algo de malestar general, no mental, no físico... esta vez fue fisiológico... dolor de cabeza, fiebre... con ganas de entrenar, con ganas de machacarme pero, mas por precaución que por otra cosa, decidí no entrenar.
Por primera vez en mi vida, creo, fui cauto y me lo tomé de descanso... para llegar al viernes y descansar de nuevo. Al menos en un principio...
Pero llegó la tarde del viernes y las piernas me pedían caña... querían hacer algo...
En mi cabeza volaban palabras de serenidad, pidiendo cautela, pero mis piernas, mi corazón, pudieron más y salí a correr... Buen ritmo pero sensaciones no muy buenas. Tal vez aun no me habia recuperado. Tal vez mi cuerpo necesitaba más descanso... pero el corazón manda!!!
A. Martin
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